Domingo demasiado lluvioso y melancólico en Baires. Uno no puede más que escuchar un buen tango, tomarse un mate, sacar a relucir toda la porteñidad junta.
El maestro Troilo y Edmundo Rivero haciendo de las suyas le pone el moño a la tarde. Tal vez Piazzolla sería más universal, más escuchable para cualquiera que entre a pispear este blog. Pero se jode, por haberse sentado con Videla mientras resistíamos. Una pequeña victoria dominical... "Al cabo que ni quería", diría el Chavo.
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1 comentario:
Matías , hermanito. La vida nos va uniendo de tanto en tanto eh?.
Hace algunos meses de meses volví de mi aletargo político. Así que de nuevo en el ruedo, nos cruzaremos seguido supongo!!
Además, ahora se que tenés este blog y pasaré seguido a ver que es de tu vida.
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