Estamos retrasados. En una batalla desigual, en un teatro de operaciones que supusimos ajeno y no supimos evaluar en su integralidad. En demasiados casos delegamos, inconscientes, los usos de la revolución tecnológica a la dinámica de los grupos financieros y otros parásitos. Nos engañaron, por supuesto. Ganaron tiempo.
Cuando algo se nombra, existe. Más aún cuando, como Panal, viene construyéndose y tomando entidad de manera subterránea, casi autónoma, con voluntad propia e inquebrantable. Estabamos esperando un otro que nos nombre. El bautismo -para nuestra alegría- lo hace David de Ugarte. Su palabra hace cristalizar este momento fundacional de nuestro Proyecto.
La ética Hacker es una forma más de resistencia. Parcial, por supuesto, pero potente y dinamizadora. Una práctica que socializa saberes necesarios para comprender lo que se está gestando y -sobretodo- para convocar a todos y a todas a ser protagonistas de su misma constitución.
Así la cosa, ya no podemos negar nuestra existencia. Seremos, por lo tanto, un aporte, una gota más de este rio torrentoso que va generando nuevas formas de participación e interacción. Porque de lo que se trata es del humano, la tecnología simplemente puede facilitarnos la relación entre nosotros, sujetos. Por eso Panal. Un nuevo mundo debe tener una nueva cultura, nuevos artistas, nueva música. Otra forma de concebir lo colectivo y lo individual, los derechos de autor y la producción social.
Sólo cabe, entonces, imaginar otro mundo posible. Imaginarlo y crearlo, sudarlo, lucharlo. Construir nuevas formas de soberania popular e integración regional, una cultura libre que apuntale la participación y protagonismo de la sociedad civil. Promover el cambio social y el cyberactivismo con un sentido de masas, no excluyente, elitista ni tecnocrático.
Gracias a todos los que están de diversas formas colaborando con nosotros: David y Las Indias, Jugón, Javier Cañada y aquellos que constantemente nos acercan su mano solidaria...